Se calcula que la producción de cemento es causante de hasta el 5% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. En comparación el sector de la aviación comercial se le atribuye un 3% de las emisiones de CO2 globales.
Esto se debe a los materiales de los que se compone el cemento —uno de los “ingredientes” principales del hormigón y sobre todo se debe a la ingente cantidad de cemento que la humanidad produce y utilizada cada año.
“El material más importante de los que ha hecho el hombre”
Decía el historiador Vaclav Smil, que el cemento es el material más importante de los que ha hecho el hombre, tanto por la cantidad que produce cada año como por la masa total utilizada a lo largo de la historia. “El hormigón es el cimiento del enorme crecimiento de las urbes, un factor decisivo en la reducción a la mitad de la pobreza extrema desde 1990. En 1950 el mundo fabricaba más o menos la misma cantidad de cemento (ingrediente clave para hacer hormigón) que de acero. Pero para el año 2010 la producción de acero se había multiplicado por ocho, mientras que la producción de hormigón se había multiplicado por 25.”
En el porqué de ese alto factor multiplicador tienen mucho que ver los países en desarrollo, las regiones a la carrera de convertirse en potencias y las propias potencias: Actualmente países como China consumen en tres años más cemento que todo el que consumió EE UU a lo largo de todo el Siglo XX.
Nanoplaquetas de grafeno
Una forma de reducir la cantidad de cemento que se fabrica es incrementando la fuerza y durabilidad de este material, así como incrementando su resistencia frente a agentes externos como el agua o la contaminación.
Y una forma de duplicar el resistencia del cemento, según un estudio de la universidad de Exeter, consiste en añadir nanoplaquetas de grafeno al cemento. El grafeno consiste en una capa de átomos de carbono de grafito. Es un material ligero, resistente, un centenar de veces mejor conductor de la electricidad que el cobre y se además se fabrica con elementos abundantes.
Aplicado al cemento el resultado es un nuevo material compuesto que resulta el doble de fuerte que el cemento convencional y que además es cuatro veces más resistente al desgaste. Según los investigadores todas las muestras de hormigón ensayadas cumplen las normas europeas de construcción.
Casi la mitad de emisiones de CO2
Gracias a estas propiedades es posible reducir en alrededor de un 50% la cantidad de materiales que son necesarios para fabricar cemento, lo que supone una reducción de unos 446 kg por cada tonelada de emisiones de CO2 producidas por el proceso de fabricación del cemento “El cemento reforzado con grafeno es un paso importante para que la industria de la construcción resulte más sostenible y respetuosa con el medio ambiente“, explica la profesora Monica Craciun.
Escrito por Nacho Palou el 4 de Septiembre de 2018